Yo tuve una dulce madre
concediéramela el cielo,
más tierna que la ternura
más ángel que mi ángel bueno.
En su regazo amoroso
En su regazo amoroso
soñaba... ¡sueño quimérico!
dejar esta ingrata
vida al blando son de sus rezos.
Mas la dulce madre mía,
Mas la dulce madre mía,
sintió el corazón enfermo, que de ternura y dolores,
¡ay!, derritióse en su pecho.
Pronto las tristes campanas
Pronto las tristes campanas
dieron al viento sus ecos;
murióse la madre mía;
sentí rasgarse mi seno.
La virgen de las Mercedes,
estaba junto a mi lecho...
Tengo otra madre en lo alto...
¡por eso yo no me he muerto!
4 comentarios:
Muy bonita la dedicatoria a la difunta madre, un placer leerte.
que tengas una feliz semana.
amigo he sido leal a tu blog, cada vez que publicas vengo a dejarte mi cariño, pero con mucha tristeza veo que parece que eso no te interesa, creo que es justo que me retire.
no soy una persona prepotente -mis escritos lo demustran- pero cuando creo que a alguien no le interesa mi amistad, eso me hiere... tú qué harias?. creo que la blogofera es para compartir o como dice Morgana: "no me gusta que me coleccionen"
de todas formas te ofrezco mis disculpas si en algo te ofendí.
un abrazo
Sublime, intenso y brillante poema. Acaricia el alma. Un maravilloso homenaje a tu madre. Me arrancaste lágrimas. Te aplaudo de pie, amigo.
Precioso poema compartes, Felipe.
Es un placer pasar de nuevo por tu blog.
Gracias por visitar el mío y por dejar tu amable comentario en uno de mis humildes poemas.
Abrazos.
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